Los rivales dejan solo a Movistar que termina cediendo el liderato
Era lo previsto y así ha pasado en la cuarta etapa de la 71 Vuelta a España, en la que el Movistar ha tenido que cargar en solitario con la responsabilidad de tener que defender el liderato del murciano Rubén Fernández al que ha terminado por renunciar.José Luis Sorolla
Tanto el Sky de Chris Froome como el Tinkoff de Alberto Contador, e incluso el Orica de Esteban Chaves, se han negado durante la mayor parte de la jornada a aparecer por las primeras posiciones del pelotón y desgastarse inútilmente, por lo que han dejado esa labor en manos de los hombres que codirigen José Luis Arrieta y Txente García Acosta.
Sky, Tinkoff y Orica solamente se han decidido a hacer acto de aparición ya dentro de la ascensión final del Mirador Vixía de Herbeira en San Andrés de Teixido, más para acelerar un poco más la marcha y evitar que los escapados pudiesen coronar su hazaña con una ventaja que pudiera convertirse en incómoda con el paso de los días.
El principal problema para la formación azul marino y verde ha sido el no haber sido capaces al principio del día de impedir que se formase una fuga con una veintena de componentes que, una vez hecha, ha resultado imposible de neutralizar.
De hecho uno de los líderes de Movistar, el español Alejandro Valverde (Movistar), ha reconocido que ceder el liderato de su paisano Rubén Fernández "era la idea" con la que han empezado la cuarta etapa con final en el Mirador Vixía de Herbeira en San Andrés de Teixido.
Además, el de Las Lumbreras ha perdido así una magnífica ocasión para haber sumado alguna de las bonificaciones en juego que incluso le podrían haber servido para vestirse de rojo.
La manera de minimizar daños lo máximo posible ha sido la de desgastar la mayor parte del tiempo a solo dos hombres. El español Imanol Erviti y el australiano Rory Sutherland, principalmente, han sido los que han tenido que asumir el trabajo de zapa en su formación.
Cada cual, al final de la jornada, se han podido marchar hacia el hotel con un buen sabor de boca, ya que no ha habido ningún damnificado importante y las cosas siguen tal cual quedaron tras la subida imposible, con rampas de hasta el 30 por ciento, en el Mirador de Ézaro.
El síndrome que tradicionalmente acompaña a la carrera española, con ciclistas que se aupan al olimpo de los vencedores y después pasan al ostracismo, al menos en esta ocasión en las proximidades de Finisterre, se ha podido neutralizar.
Los casos recientemente del estadounidense Chris Horner o el español Juan José Cobo, en 2013 y 2010 respectivamente, o unos años antes del francés Eric Caritoux (1984) o Marco Giovannetti (1990), fueron las más sonadas sorpresas al inscribir su nombre en el palmarés de ganadores de la Vuelta y sin acumular muchos más resultados destacables en su haber.
De momento, el sobresalto de una posible sorpresa se ha conseguido controlar y todos siguen en un puñado de segundos salvo Alberto Contador que deberá empezar a pensar dónde puede tener la oportunidad de recortar el casi minuto y medio que ha cedido tras cuatro días de carrera.
La primera toma de contacto con la montaña, tras dos finales en alto consecutivos pero todavía con la gran montaña pendiente de hacer acto de aparición, ya ha dejado claro que hay un compacto grupo de aspirantes a hacerse con el maillot rojo.
Alejandro Valverde, Chris Froome, Esteban Chaves y Nairo Quintana, o el propio Alberto Contador, aunque algo más retrasado, ya están a la espera del asalto del trono que ahora ocupa Darwin Atapuma.
El colombiano puede convertirse en un duro hueso para roer de los principales aspirantes. No es ningún desconocido y sabe lo que es moverse en la zona noble de la clasificación, de hecho en el pasado Giro de Italia se situó por primera vez en el "top ten" de una grande.
